Parece mentira la lentitud de la justicia. Llevamos ya diez años desde que se destapó el presunto delito cometido por los Delegados del Estado, nombrados por el PP, en la Zona Franca y ahora sale la sentencia del Tribunal de Cuentas, una sentencia que afirma que Rodríguez de Castro montó lo de Rilco para enriquecerse con dinero público y que Miguel Osuna le ayudó en este objetivo. Y todavía queda la decisión de la justicia ordinaria.
A mi me sorprende lo de Miguel Osuna, que entró allí tras la salida forzada de Rodríguez de Castro y, según la sentencia conocida, Rodríguez de Castro creó Rilco en su propio beneficio y Osuna, negligente, lo permitió. Lo que me pregunto es, ¿qué razón lo llevó a permitirlo? Dice Osuna que continuó con los pagos porque los abogados del Estado, no le advirtieron de las irregularidades. Lo niegan los letrados, asegurando que nadie les preguntó nunca sobre los contratos con Miami, y el Tribunal de Cuentas cree a los abogados.
Anuncian que en unas semanas habrá novedades en la justicia ordinaria, en la penal. Pero mientras tanto me sigue pareciendo extraño lo de Osuna.
Y más extraño aun que nadie asuma responsabilidades políticas. Los dos fueron propuestos y nombrados por los mismos.
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