En Cádiz,
se mire por donde se mire, el tráfico es un caos, sobre todo en el centro histórico, donde las motos, conducidas igualmente por jóvenes que por adultos
y ancianos, circulan en todas las direcciones por cualquier calle, ya sea de circulación
libre, restringida o peatonal, aparcan donde quieren, incluidas las aceras, dificultando el paso de
los peatones. Y ante la
impunidad con que actúan los motoristas, también se están sumando a ese caos
circulatorio automovilistas que ven más cómodo y rápido circular por calles
donde está prohibido o aparcar en cualquier esquina o calle peatonal, incluso en los pasos de peatones, para hacer
un encarguito o comprar tabaco. Basta con darse un paseo por la calle
Ancha cualquier mañana, o la calle San José, o la calle San Francisco, o la
calle Sagasta, o San Miguel...
En
Extramuros donde teóricamente, por la amplitud de sus avenidas y calles, el
tráfico debería ser mejor, tampoco es buena la situación. Basta recordar los
constantes aparcamientos en doble fila que dificultan y ralentizan el tráfico,
los embotellamientos que se producen cuando coinciden varios autobuses urbanos
e interurbanos, los frecuentes giros sobrepasando la línea continua, la
peligrosa y desconsidera maniobra consistente en cruzarse ante los vehículos
que están en un semáforo para cruzar una calle o una avenida, la falta de
respeto a la circulación en las rotondas, las auténticas carreras de
motocicletas que se ven cada día, etc.
Y, en ocasiones, ante unos agentes de tráfico que se ven superados en su eficacia por la avalancha de infracciones. No obstante, se hace necesaria una política municipal de tráfico más dura, más ejemplarizante, para que aquellos que puedan ser sancionados por sus acciones sirvan de escarmiento a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario