lunes, 24 de noviembre de 2014

La tragedia de la Sauceda


Desde que conocí a Luis García Bravo, hace ahora poco más de diez años, casi siempre, en nuestras conversaciones, hemos hablado de La Sauceda y El Marrufo. Luis, uno de lo pilares en la provincia para la consolidación de la Memoria Histórica sobre la represión franquista, mantuvo siempre una perseverancia a prueba de contrariedades e incomprensiones, para lograr que se investigara, primero, y se excavara finalmente, la fosa común que, era conocido, existía en La Sauceda. Allí, en el cortijo de El Marrufo, en el valle de La Sauceda, entrada natural desde la sierra de Cádiz hacia Málaga, se formó un frente de resistencia republicana, aplastado finalmente por varios bombardeos, a los que siguieron una enorme e inhumana represión.

Tras años de trabajo riguroso, honesto y fiel a las fuentes documentales y orales, el objetivo se logró cuando, en el verano de 2011, aparecieron los primeros restos humanos enterrados en la fosa común, cerca de un acebuche.

Ahora, Luis ha cerrado parcialmente -nunca lo hará del todo- este capítulo de su vida que comenzó con su primera visita, hace ya muchos años, a La Sauceda, y lo ha hecho escribiendo un libro pleno de emotividad, en el que da cuenta de lo que ocurrió en el lugar. Un libro que, estoy convencido, le ha costado escribir, al tiempo que ha debido ser una liberación, un libro en el Luis cuenta desde la leyenda del zorro, hasta los trabajos de localización de la fosa de El Marrufo, pasando por la vida cotidiana del lugar, la represión y la presencia simbólica del acebuche. 

Ya puede decir Luis García Bravo, con legítimo orgullo, que cumplió su promesa personal, con las víctimas de la represión franquista en La Sauceda de hacer resplandecer "Verdad, Justicia y Reparación".

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