martes, 24 de marzo de 2015

Micromachismo y machismo en la política


Parece que le cuesta al varón español, desgraciadamente con el apoyo, a veces, de algunas mujeres, admitir la competencia de la mujer en la vida pública. 

Hay ejemplos en casi todos, o todos, los campos profesionales, y la política tampoco es ajena a esas muestras de machismo, pero sobre todo de micromachismos, esa manera sutil de menosprecio e intento de mantener el dominio masculino, que, muchas veces, casi siempre, se justifica como una broma sin importancia, pero que molesta, hiere, a quien la padece. Pierre Bordieu calificó este comportamiento con menos ambages, como neomachismo, una nueva forma de machismo surgida, precisamente, tras la conquista de los derechos de la mujer el pasado siglo.



Los ejemplos en la política española se multiplican. Ya Alfonso Guerra dijo de Soledad Becerril, creo que recién nombrada ministra, que era como "Carlos II vestido de Mariquita Pérez". Soraya Sáenz de Santamaría no se libró de las críticas por su posado, descalza, para El Mundo. Fue muy comentada la aparición de Esperanza Aguirre con unos calcetines de lana y tacones, tras el atentado de Bombay. Algunos zapatos de Rosa Díez han merecido tantos comentarios como algunas declaraciones suyas. Las ministras de Rodríguez Zapatero, en el 2004, fueron criticadas por aparecer en una revista especializada en moda, y en el 2008 un articulista andaluz calificaba a Carme Chacón como "animal de compañía" y a Bibiana Aido y el resto de las ministras como "modistillas". Aunque nada comparable con el comentario del, todavía, alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, sobre lo que se le venía a la imaginación cuando veía "los morritos" de Leire Pajín. Y de Carme Chacón se difundió una foto manipulada en la que, en una reunión con mandos militares, aparecía con la blusa abierta.

En la pasada campaña andaluza Susana Díaz ha sido objeto de todo tipo de comentarios despectivos, aunque las muestras de micromachismo comenzaron antes, incluso provenientes de alguien habitualmente comedido, como el anterior Defensor del Pueblo andaluz, cuando la mencionó como "la chica de presidencia".

Durante la campaña, y antes, se ha criticado su vestuario -ya hubo comentarios sobre sus tacones y sus piernas el día de su toma de posesión, tras la dimisión de Griñán-, se han realizado comentarios sarcásticos sobre sus aficiones -rociera, cofrade, taurina...- que han derivado hacia coletillas y frases supuestamente ingeniosas sobre su apariencia física.

Teresa Rodríguez también ha sufrido ataques arteros que solo sufren mujeres, por el hecho de serlos. Desde la difusión de unas fotos falsas desnuda en una playa, hasta comentarios sobre su cambio de imagen en las que se decía que había suavizado su aspecto, apareciendo más cuidada y femenina, terminando con el intento de gracieta sobre su vestuario en su comparecencia tras las elecciones: "vestida con un traje de flores de mercadillo".

Aunque en algunos casos no es micromachismo, es repulsivo machismo cavernícola. Valga este ejemplo, de uno que, además, se considera brillante y gracioso, un tal Juan Vicente Santacreu, que escribió en su blog: "la Susi tiene todas las de ganar, y no solo por su “melonar”, sino por machota... Y por si esto te parece poco, creo que hasta cumple la cuota de 50% hembrota y 50% machota (...) Pero tranqui que no queda ahí la cosa, sabiendo además que la Susi inteligente no es, esto la convierte en potencia en una posible inquilina de la Moncloa". Si les queda estómago, pueden leerlo completo aquí.

No hay comentarios: