jueves, 9 de febrero de 2017

Cádiz-Iberoamérica y el referéndum de la OTAN


Leyendo el artículo de Diego Joly sobre el referéndum de la OTAN del año 1986, he recordado la revista Cádiz-Iberoamérica que la Diputación de Cádiz publicó entre 1983 y 1992.

Al parecer, la publicación fue una iniciativa del entonces presidente Alfonso Perales, aunque yo comencé a colaborar en la revista tras recibir una llamada de Fernando Santiago, que, como director, fue quien le dio forma, diseñó los contenidos y elaboró un cuidado plan de difusión por toda Iberoamérica. En el primer número colaboré como coordinador de los contenidos de Historia, tal y como se reflejó en la ficha técnica de la revista, que tuvo una portada dibujada por Rafael Alberti, a la que siguieron portadas con pinturas de Portocarrero, Pérez Villalta, Torné, Torné, Cortés, Carbonell, Valderas y Caballero.

No recuerdo si participé en la preparación del número 2, creo que no, de hecho no aparezco en la ficha técnica, pero si en el tercero, donde Jesús Fernández Palacios ejerció como coordinador de Literatura y yo de Historia. 

En 1986, tras firmar un manifiesto en contra de la entrada de España en la OTAN, la dirección de la revista cambió, en lo que fue una auténtica represalia contra los que lo firmamos. El primero en caer fue Fernando Santiago, después Jesús y yo, pero con una diferencia notable: Santiago no aparece ya en la ficha técnica del número 4, editado en octubre de 1986, mientras que Jesús y yo aparecíamos, todavía, como coordinadores.

El cambio se produjo en el número 5, cuando se nombró director a Miguel Ramos y también dejaron de contar con Jesús y conmigo. Todavía recuerdo la conversación en el despacho del vicepresidente para comunicarnos la decisión política que habían tomado. 

En el quinto número y el sexto, el estilo de la revista cambió notablemente, incluso se prescindió de encargar a un pintor conocido la portada, y el interés por la misma disminuyó en España y en Iberoamérica. Posiblemente por ello, en el número 7, con un consejo asesor formado por Alberto González Troyano, José Antonio Hernández Guerrero, Jesús Fernández Palacios, Juan Ramón Cirici y yo, decidimos volver al estilo diseñado por Fernando Santiago, al que, sin embargo, no le ofrecieron volver a la dirección.   

Los tres últimos números, en los que aparece como responsable de la revista, en tanto que Jefe del Servicio de Publicaciones, Juan José Gelos, Fernández Palacios y yo volvimos a la coordinación de Literatura e Historia. Publicado el nº 10, en 1992, creo que fue Josefina Junquera, en contra de la opinión de algunos, entre los que me incluyo, quien decidió que la revista dejara de publicarse.

Como lo cortés no quita lo valiente, hay que decir que Cádiz-Iberoamérica tuvo mucha aceptación y, salvo los números 5 y 6, creo que el atractivo y éxito de la revista se debió al acierto de la línea editorial que le dio la dirección desde el primer número, al diseñar una revista para recordar, renovar y profundizar en las relaciones entre Cádiz y América, contando para ello con la colaboración de estudiosos, investigadores y escritores de ambas orillas del Atlántico, pero evitando el chovinismo condescendiente, manteniendo un tono crítico con la realidad política, social y económica de Iberoamérica, incluso con la propia conmemoración del Quinto Centenario, que había propiciado el nacimiento de la revista.

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