miércoles, 4 de octubre de 2017

El discurso del rey


La Constitución de 1978, que Felipe VI citó ayer en su discurso, además de convertirlo en símbolo de la unidad y permanencia "del Estado", otorga al rey un papel de árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones (art. 56.1).

He leído -no escuchado, leído- dos veces el discurso del rey, y creo que asumió el primer papel, el de símbolo, pero olvidó el segundo, el de árbitro y moderador, antes al contrario, el tono y el contenido del texto es beligerante, alineado con el pensamiento del sector más duro, más reaccionario, de la derecha española y del PP.

Todos sabemos que los discursos del rey los "inspira" el gobierno de turno, pero se podía esperar cierta sensibilidad de quien, dicen, se ha preparado desde su infancia para el oficio de rey. Ayer el rey tomó partido, y no lo tomó, precisamente, por el diálogo, el arbitraje y la moderación.

La foto está tomada de casareal.es

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Defender el Estado de Derecho ante unas autoridades que se han situado al margen del derecho y la democracia es alinearse con la derecha más reaccionaria. ¡Toma ya!

ARS dijo...

Es su interpretación del final de lo que he escrito, en lo que me ratifico. Al igual que me ratifico que no planteó la posibilidad de ejercer su función arbitral.

Anónimo dijo...

La función arbitral la ejerce el Rey en el marco de la Constitución y bajo las reglas democráticas del sistema político que rige el país. Ante quien ataca ese sistema, muestra que no lo respeta y anuncia que se lo saltará, el Rey no tiene que hacer de árbitro. Tiene que hacer de defensor de la Constitución y de las normas democráticas. Y eso es lo que ha hecho.