sábado, 23 de diciembre de 2017

El fiasco del Meridiano de Cádiz

Hace un año, el 20 de diciembre de 2016, hice una entrada sobre el meridiano de Cádiz, y, confieso, que la hice intuyendo que, entre los proyectos del Tricentenario del traslado de la Casa de Contratación a Cádiz, el que planteaba trazar en la ciudad la línea del meridiano de Cádiz, no se desarrollaría finalmente, pese a haberse anunciado, casi a bombo y platillo; incluso uno de los escaparates, convertidos en paneles explicativos, situado en la actual avenida 4 de diciembre de 1977, lo anunciaba:
Y hay que decir que este fiasco se ha producido, no por falta de iniciativas y alternativas a la financiación, sino por falta de interés colaborativo de un particular.

Me explico. En junio del 2016 recibí una llamada de Antonio Cabrera citándome en la taberna La Manzanilla, donde nos reunimos con Jesús Oliden y Juan García, director y consejero, respectivamente, de Aguas de Cádiz. En la reunión se trató el proyecto que Antonio lleva años pensando (desde que en marzo de 2008 hizo la primera propuesta a través del Grupo Municipal Socialista en el ayuntamiento): que Cádiz conmemorara su Meridiano.

En esa primera reunión decidimos que lo mejor era señalar el Meridiano en la ciudad, con una línea de chinchetones metálicos anclados en el suelo, y unos pequeños monolitos explicativos, desde el Campo del Sur, a las murallas de San Carlos, siguiendo el trazado del meridiano según los planos de Vicente Tofiño de 1789.
Para ejecutar el proyecto, se pensó establecer un convenio con la UCA para tener respaldo académico; se plantearon reuniones con técnicos de la oficina de urbanismo municipal para el trazado y la instalación; se estableció contacto con una empresa metalúrgica de la provincia que colaboraría en la fabricación de los chinchetones. Mientras, buscamos documentación escrita y gráfica de los siglos XVIII y XIX y, con todo el material, redacté una memoria histórica.

Concluido el proceso de estudio, desde Aguas de Cádiz, con la firma de Manuel González Bauza, como presidente del Consejo de Administración, se elaboró una propuesta para elevarla a la Junta de Gobierno Local. Pero, antes de presentarla, tuvimos conocimiento de que en empresario gaditano, Miguel Ramos, estaba planteando una propuesta similar, por lo que decidimos establecer contacto con él, para aunar esfuerzos. Mantuvimos una reunión en la que llegamos a un acuerdo, tanto es así que después Miguel nos invitó a conocer las obras del hotel que estaban construyendo en la Casa de las Cuatro Torres y nos regaló el folleto sobre el Meridiano que había escrito.

La sorpresa vino días más tarde, cuando Miguel Ramos llamó a Jesús para decirle que rechazaba la colaboración. De inmediato hubo reunión de urgencia, en la que la empresa municipal planteó que no era conveniente competir con una iniciativa privada, por lo que decidimos suspender nuestra iniciativa.

Posteriormente, y de forma personal, asistí a algunas reuniones de proyectos sobre el Tricentenario, en las que se anunciaba el trazado del Meridiano como una iniciativa empresarial privada, incluso presentando la maqueta de un monumento...

Pero, lo cierto, es que el año del Tricentenario se acaba y el Meridiano de Cádiz no se ha trazado, ha sido un fiasco.


2 comentarios:

Jesús Oliden dijo...

Siento mucho que el proyecto no se llevara a cabo. Lo siento por mi ciudad. Y más después de ver la ilusión y profesionalidad que pusieron personas que se integraron en el mismo desinteresadamente . Gracias por lo que aportaste Alberto

Diego Cano González dijo...

En San Fernando se reflejö, nediamte un elemento tubular que recorre el Parque del Barrero desde el colindante Real Observatorio de la Armada, el posterior Meridiano de San Fernando. Fue idea del arquitecto redactor, y director de obras, del Proyecto del citado Parque, Antonio Campos,ejecutándose a principios del actual siglo. Es una lástima que, en Cädiz, el Ayuntamiento no haya sido capaz de entender el interés histórico y científico del Meridiano de Cádiz. De la iniciativa privada local no cabe esperar, tampoco, gran cosa.